¿En qué consiste la inmótica?
Aunque hace unos años los sistemas domóticos eran algo al alcance de muy pocos, hoy en día es algo muy habitual en casas y negocios. Hoy en día, mediante la domótica, es posible crear viviendas conectadas capaces de hacernos la vida más sencilla y ofrecernos todo el confort posible. En el caso de los negocios, escuelas, centros comerciales, etc. tenemos la inmótica, mediante la cual podemos controlar y automatizar estos inmuebles públicos.
Los sistemas integrados facilitan al máximo el trabajo y mejoran el rendimiento de las empresas, por lo que, sería un grave error no implantarlos. Mediante la inmótica podemos tener el control y la seguridad total de nuestra empresa. La inmótica es el control y la automatización tecnológica orientada a los inmuebles de mayor envergadura y tamaño (centros comerciales, universidades, hospitales, etc.). La domótica sirve para controlar de forma inteligente y mediante la tecnología, las viviendas.
La diferencia está en que los inmuebles dedicados a espacios públicos y negocios no requieren los mismos sistemas tecnológicos que los inmuebles dedicados a viviendas particulares. La domótica permite una gestión eficiente de la energía, la seguridad y en confort y el usuario, es decir, el propietario de la vivienda, se comunica de forma directa con el sistema. En el caso de la inmótica, los actuadores son mucho más complejos y potentes además de ser más caros. La domótica para hogares es más económica.
Además, la domótica está destinada al control simple de elementos del hogar como las persianas, la iluminación y la climatización además de integrar el control de elementos audiovisuales (altavoces, televisores e incluso cámaras de seguridad). Se trata generalmente de actuadores de un tamaño pequeño (micromódulos, módulos de enchufe, etc.) y equipos de un tamaño no muy grande para que encaje con una vivienda.
La inmótica conlleva autómatas, actuadores y softwares de programación mucho más complejos, potentes y caros. La inmótica es cada vez más necesaria para convertir los edificios en lugares adaptados a las necesidades de cada ser humano (ventilación, calefacción, refrigeración, iluminación y muchos otros). Esto permite además ahorrar y evitar el derroche de energía. Además del ahorro energético, algunas de las ventajas que tendrán los edificios que cuenten con la inmótica son la seguridad, el confort y la comunicación.
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